Palabras de asunción de la Dirección de la NEL Guayaquil 2018
Por: Rodolfo Rojas Betancourt
Buenas Tardes,
Ante todo, quisiera decir que estoy gustoso y emocionado de poder aportar desde esta función que se me encomienda en la dirección de la sede de Guayaquil de la Nueva Escuela Lacaniana…
No me gustan las presentaciones, no me gusta la escena ni la tarima…pienso que no me quita ni me pone nada, pero lo traigo en esta ocasión para introducir un punto. Si me presento esta vez, es en relación con el deseo de que esta escuela represente cada vez más, para quienes les pueda servir, un buen encuentro con el psicoanálisis…
Con un buen encuentro, me refiero al aspecto vivificante y no como teoría muerta o palabra vacía…otra razón por la cual empecé como empecé esta presentación. El sintagma “entre lógica y afecto” o “lógica encarnada”, viene a mi cuando pienso en estos temas de cómo el pensamiento puede dar tratamiento al malestar…no puede ser el frío cientificismo, tampoco emociones sin un cierto orden…
Para este buen encuentro con el psicoanálisis que planto, diré algo que escuché hace poco en una asociada y que me ha dejado pensando mucho: “Hay que renovar la NEL”…Si, renovar, en el sentido de “Restablecer o reanudar una relación u otra cosa que se había interrumpido” (RAE). Voy a partir del supuesto de que se ha interrumpido, en algunos, la idea de la NEL como escuela pudiera servir como refugio para el malestar en la cultura en general y con la práctica clínica en particular. Es decir, parafraseando a Miller: “ceder ante el real en juego en la formación”.
El asunto es el porqué de esta interrupción. Tal vez se deba a que algunos piensen al psicoanálisis como muy completo, inaccesible…por otro lado es posible que esto se agrande a partir de que no se de espacio para las elucubraciones de cada uno…que tal vez corregimos muy rápidamente. María Cristina Giraldo en las recientes Jornadas de la NEL mencionaba: “el problema no es las transferencias, amistades, etc., el problema es creerse dueños del saber”.
Hasta aquí una vertiente.
Por otro lado, Freud nos indica sobre la conformación de grupos, que toda agrupación se forma alrededor de un S1…por exclusión a los otros: nosotros contra los otros. Valdría decir que la idea de Lacan para su escuela no era esa. Miller, se pregunta sobre los carteles, si sería posible reducir al mínimo esta necesidad de un líder. En tanto la escuela: ¿sería posible reducir al mínimo la necesidad de los S1?
Me cuestiono si sería posible otro tipo de núcleos formativos de grupos, si fuera posible poner en el lugar del S1, en el centro, un agujero…como en la figura del toro, en la que el centro de gravedad está fuera de su masa…si la potencia del vacío, esa fuerza que convoca al sentido, pudiera agrupar…
En todo caso, lo que si indicó Lacan es que la escuela de psicoanálisis como el la pensó, es el lugar de la pregunta de qué es un analista y que podemos encontrar en esta, varias aristas: ¿qué es un analista para analizarse?, ¿cuál es la función de analista?, ¿cual es la formación del analista?, entre otras.
Si mantenemos abierta esta pregunta, podemos cuidarnos de no dar por sentado que hay un modelo del psicoanalista, sino que, al cumplirse ciertas condiciones, que no son sin una lectura de la época, se puede propiciar un acto analítico.
Entonces, propongo, trocar el S1 por la pregunta.
Y eso, en todas y cada una de las actividades de la escuela: “todo lo que sucede en la Escuela-sujeto es de orden analítico”.
Y es bajo esta reflexión que quisiera hacer una invitación abierta todos los interesados: en el psicoanálisis, en formarse: a ocuparnos de esta pregunta, a hacer una lectura de lo que acontece, una lectura de los problemas de la escuela, de la NEL Guayaquil, de lo que hace síntoma, que bajo la concepción psicoanalítica es la posibilidad de poner eso a trabajar, parafraseando a Samuel Beckett: tratemos, equivoquémonos…tratemos de nuevo, equivoquémonos mejor…
Gracias.