Un recorrido sobre la noción de objeto desde el Seminario IV de Lacan hasta elaboraciones posteriores

Carteles

gunyol

Arte: Ceaseless Doodle, 2009,

Por:  María José Zöller Andina

Desde las primeras páginas del Seminario IV podemos percatarnos de la posición de Lacan en contra de tomar la noción de objeto en relación con la satisfacción de una necesidad a la cual el objeto respondería de un modo total y completo en ese amor primario entre el hijo y la madre.  Pues bien, introduce todo lo contrario, y siguiendo la línea de Freud, desmiente la existencia de una relación armoniosa prestablecida, haciendo una crítica al desvío de la práctica analítica de su tiempo y de las teorizaciones sobre la maduración sexual y su punto final de acomodación con un objeto genital armonioso y natural. El mismo Lacan menciona aquí la distorsión que existe en las llamadas relaciones de “reciprocidad”, de relación directa entre el sujeto y el objeto, de una forma equivalente. El artificio del Estadio del Espejo era desde ya una manera de evidenciar la complejidad y el carácter conflictivo de la relación dual. Desde el instante en que el niño queda capturado en esa imagen en espejo a modo de identificación, queda también la marca de la distancia que lo separa de dicha imagen.  La imagen, como significante, tal como menciona Lacan a propósito de Dolto, representa algo. La imagen no se representa a sí misma, sino que toma su valor en relación a otra. No se trata de la imagen de la realidad, sino de una noción mucho más abstracta. “El obstáculo consiste en ir a buscar la realidad en algo cuya característica sería la de ser más material”. Incluso partiendo desde este punto hay una discontinuidad. Lacan introduce este inconveniente para hacer una crítica sobre la idea del encuentro con un objeto último al que se tiene acceso al final del análisis, cuando se trata de la vertiente de lo real en el límite de la experiencia. “Mantener la necesidad de hablar de la realidad última, como si estuviera en algún lugar más que en el propio ejercicio de hablar de ella, es desconocer la realidad donde nos movemos”. Es por esto que la noción más importante alrededor del análisis no es la del objeto, sino de la falta de objeto; y esto como motor de la relación del sujeto con el mundo.

La experiencia misma del análisis o las simples relaciones cotidianas entre los seres hablantes ponen en relieve la hiancia que contradice la idea de un objeto total que encaje como si de lo natural se tratase. En el sujeto encontramos siempre las discordancias que lo han abrazado. Esto Freud ya lo había denunciado en El malestar en la cultura: que la cosa simplemente no marcha. Cito: “El objeto de deseo humano, es el objeto de deseo del otro, y el deseo, siempre deseo de otra cosa de lo que falta al objeto primordialmente perdido”. Podría decirse que esta es la tesis principal de este seminario. Lacan elabora en torno a este eje nodal lo que él llamará como las tres categorías de la falta: privación, frustración y castración.  La privación en tanto que hay una falta de objeto a nivel del agujero de lo real, puesto que cómo puede privarse de algo que en realidad no se tiene. La frustración en cambio se refiere a un daño imaginario, una lesión o perjuicio de la falta de un objeto real, por lo que es del dominio de la reivindicación. Y finalmente la castración como la deuda simbólica.

Lacan trabaja aquí la noción de objeto en relación al fondo de angustia en el sujeto. El objeto vendría a cubrir o enmascarar este punto vacío, a modo de protección y resguardo, de la misma manera en que le serviría al fetichista por ejemplo, en su función de protección respecto a la angustia de castración y a lo que se le presenta como agujero. Es sobre este fondo de angustia fundamental en donde el sujeto mueve las fichas del tablero en sus diversas relaciones con el mundo.  Ahora, si bien hace referencia al objeto, hace sobretodo un subrayado a la falta de este. Es importante esta distinción porque es a partir de esto que toma un giro diferente la noción del falo, aquello que en relación con el objeto marca e inscribe la falta. No se habla ya de una relación dual entre la madre y el hijo, sino que se hace un llamado a otro elemento que llega para hacer un corte. En esta tríada imaginaria Lacan comienza a trabajar la relación entre estos elementos, y es verdaderamente en este seminario donde se inscribe la metáfora paterna. El falo, no como mediador o intermediario, sino como lo que establece una terceridad en la relación dual que puede ser devoradora. El caso de la fobia de Juanito es un movilizador para las construcciones siguientes. La fobia, planteada aquí como una tentativa de solución a la confrontación con la castración materna, la fobia en su función significante, supliría la falla a nivel del padre real. Opera como sustitutivo del padre en la medida en que este no se sitúa como agente de la castración permitiendo anudar el deseo a la ley. Es así pues que más adelante llama a un cuarto elemento: el padre, en su función de regular y organizar, y posteriormente en De una cuestión preliminar trabaja sobre lo que él llamará como la metáfora paterna. Tomo este seminario, porque si bien no se trata de un trabajo ya finalizado sino ciertamente en vías de elaboración, permite poner en perspectiva la transmisión de su doctrina en relación a las dificultades y urgencias de su tiempo, y sobre todo, es una forma de descubrir ciertas bases o antecedentes de lo que sería más adelante el Seminario X: La angustia, en donde se evidencia un Lacan distinto, con cambios, y reformulaciones, situando no solamente la función de la falta sino también del más allá del objeto, de lo Real, del goce, y de lo que restaría de él en la orientación de la cura. Es interesante ubicar cómo Lacan toma lo imaginario para reducirlo a lo real en la experiencia analítica, para que el sujeto logre situar las relaciones imaginarias de su mundo sin quedarse adherido en estas extensiones. Este trabajo pretende continuar con las elaboraciones siguientes alrededor de la noción de la falta de objeto, pilar fundamental del psicoanálisis mismo.

Bibliografía 

Lacan, J. (1956 – 1957). El Seminario IV: La relación de objeto. Buenos Aires: Paidós.

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*
*