MESA PREPARATORIA: El tratamiento de lo femenino y el arte
Lo femenino y el performance: el Devenir tratamiento
Por: David Aguirre
Hablar del tratamiento de lo femenino, es ya un intento-propuesta de sostener un saber-hacer de un goce de lo cual no sabemos nada. Nos acercamos a decir algo de este goce, solo a partir de estos destellos que emergen y que se encontrarían más por el lado de la imposibilidad de capturarlo, conceptualizarlo, pedagogizarlo e inclusive psicologizarlo, de hacerlo habitar en la palabra, cuando su mismo núcleo es in-habitable.
De este eje, hemos sido convocadxs, 4 mujeres y un hombre por un tema de deseo, pero también de producciones en torno a esto in-decible. Hablar de los tratamiento de lo femenino en el arte es una puesta en escena paradójica, donde se habitara los diversos tratamientos en resolución a Una por Una.
No habría nada más femenino que hablar del mismo performance. Su misma definición y origen ya plantea una dificultad para poder decir sobre su raíz y lo que nos atañe a los múltiples significados que se intentan capturar. Por su lado La Real Academia de la Lengua, en su intento por poner en palabras todas las palabras existentes e inexistentes, no ha logrado poner en palabras el mismo acto de la performatividad.
Aunque a partir del Merriam Webster Dictionary: ubicaría las dos palabras próximas, intentara decir algo sobre la experiencia de lo performático.
Performance: como la ejecución de una acción, representar un personaje o una obra, la eficiencia con que tiene lugar una acción .
Performatividad: el acto de hacer o representar lo relativo a lo constitutivo de un arte, que implica la actuación del público.
El performance, puede ser pensado desde un concepto que involucra otros saberes, no solo el saber de las artes vivas, sino que también puede pensarse como una tecnología. Como Foucault lo diría, Una tecnología del cuerpo. Una tecnología de la palabra hecha cuerpo.
Es por este motivo, que Roland Barthes, escribió que la escritura(artista) no es únicamente la operación del registro, sino una forma de hacer, producir realidades, pero el que hace las realidades no es el artista, sino el espectador que a través de su mirada, captura lo que quiere ser dicho. El espectador construye y encarna aquello de lo que el artista produce, haciendo función de la experiencia, como la brújula de la obra.
De esta misma operación, Derrida plantea que los actos de habla no son solo los únicos ejercicios individuales, sino que los actos de creación están al mismo estatuto que las palabras creadoras. Estos actos que se repiten para que exista un devenir y que a su vez modifique la convención social.
Planteando desde esta forma, la misma palabra desde el acto, crea, produce, modela y tienen la posibilidad de construir y de-construir las realidades que previamente se van develando
Asimismo, hablar de performance como el acto de construir y de-construir realidades, se ubica en la época, desde un lugar bastante particular. Como una entrada que agita las aguas y viene a producir interrogantes sobre la frivolidad política y social que nos encontramos viviendo.
François Pluchart, en su texto “Manifiesto de Niza”, plantea, que el arte performático, ya no tiene que producir belleza, sino lenguaje, un lenguaje inédito, no codificado que, rechazando la historia, el sentido y la razón, sea capaz de hablar del cuerpo aquí y ahora, con el fin de preparar una respuesta para el mañana.
Es desde esta concepción que el cuerpo del artista, tiene que ser visto como un lienzo que se despliega sobre los desórdenes sociales, políticos y culturales, ofreciendo-se cómo un espacio de intervención, que lacanianamente puede ser pensado como un espacio de invención.
Partiendo desde este postulado, Deleuze sostiene el devenir, como un punto de anudamiento sobre la constitución del sujeto. Un devenir que a partir del trazo, del rasgo, el movimiento, el sonido y la repetición emerge un sujeto, que no fue, ni se es el de antes.
Un devenir del performance, que tenga la posibilidad de transformar, de no ser el Ser de la obra, sino el Ser que es la obra, que hace y provoca, que lo haga y lo transforme y que a su vez no se transforme solo el sujeto que produce, sino los otros sujetos-cuerpos que miran, escrutan, hablan, callan y señalan la obra.
Para esta observación Deleuze introduce una pregunta
¿Cuántas pequeñas cosas tienen que funcionar para que nos mantengamos con vida?
A lo que planteo hoy, desde nuestra interrogación y desde esta orientación . ¿cuántas pequeñas cosas tienen que funcionar para dar cuenta de la existencia del Goce Otro?.
El Arte, si bien es cierto, en todas sus representaciones hace un recordatorio y una conciencia de lo que intentamos olvidar, que es ese rasgo, muy propio de lo femenino que habita en cada uno. Rasgos que a través de estas representaciones logran poner en palabras, poner en actos, poner en lugar , algo de lo in-decible que habita, algo de este vacío que constantemente emerge.
El arte como lo diría Picasso: “no quiero que nadie se duerma delante de mis cuadros suspirando de beatitud, el Arte Jamás es casto”. Es pensar que el arte siempre se encontrará por las vías de lo enigmático e inquietante que circunscribe lo cotidiano de la vida.
Para Lacan, capturar todo lo que interviene de Lo Real, es una puesta en acto, bastante abstracta, por lo que dirá que se puede alcanzar, “mas que trozos de real” [1], y que para esto, articular lo femenino, es una invención de artificio de lo cual hombres y mujeres harán uso para nombrar(lo).
Así que el Arte cumpliría una función, una introducción en el mundo, donde existiría una dialéctica: ubicar lo vacío y lo pleno, por donde los argumentos performativos invitan al no taponamiento del agujero, sino un recorrido por su borde, donde no se pretenda colmar la falta, sino más bien, que a partir del juego presencia-ausencia invite tanto al artista como al espectador a hablar de ese más allá.
La misma reflexión que Lacan dará sobre el alfarero, que en la puesta en acto se construye las paredes de la vasija, que serán las consistencias de un cuerpo que hace de borde para que exista el vacío.
De esta forma, se encontrarán producciones que suscitan de los encuentros de un saber que no se sabe nada, como lo dirá Gustavo Stiglitz, “un agujero en el saber”. Es por esto que lo Femenino, sería el nombrar el agujero bordeado por las marcas de Lalengua en el cuerpo, pero en su misma consistencia es un Indecible.
De tal forma, que la idea de la Performatividad, y el movimiento que se circunscribe entre el ser y aparecer, entre el vacío y lo lleno, entre el grito y el gemido, entre el lugar y el no-lugar, es un ejercicio de solución implicados a partir de la lógica significantes, pero que a su vez fracasa por los misterios enigmáticos de este goce Otro.
Osvaldo Couso, en relación al goce estético dirá que el sujeto en tanto artista-capturador de esto indecible, intentará por un lado hacer transitar el sonido, la letra, el rasgo para dar consistencia, pero por otro lado, a volver a perder lo perdido, con función de tranquilizar-se de los sentidos cristalizados así como las sorpresas que en su misma producción aparece.
El performance intenta encarnar algo de lo indecible. Y ubica en acto lo que no puede decirse por la palabra.
El Objeto-performance, produce una respuesta, que no apunta al taponamiento del agujero sino el recorrido por su borde, que no pretende colmar sino sostener la falta, que remita al vacío que habita dentro del mismo creador y también del espectador.
En este mismo acto de la creación, deviene una causa, deviene un deseo que se busca, y que no se detiene por reencontrarse, un goce que sublime algo de lo que no pueda decirse en torno a las practicas performáticas del vaciamiento para crear una letra nueva, un cuerpo nuevo.
El Artista Performático, es entonces lo creado y creador, es nombrado por su obra, es tramitar lo indecible de estos arrebatos enigmáticos, que por causas propias del cuerpo propone su misma falta como el origen de su creación.
Pero a su vez el acceso y el tratamiento de esto indecible, ya accede a un lugar de poder dar nombre por la vía de la invención.
Invención que, a partir del seminario 23, será nombrado como el Sinthome.
Una experiencia de lo femenino para dar lugar a la mujer como el síntoma de otro cuerpo[2] . Por no ser no-todo ella, lo femenino puede alojar ese agujero que hace una marca.
En efecto, el performance en su acto de creación, como vía de tramitación synthomaticas, hace existir por medio del cuerpo-escritura un goce que no fue capturado por medio de la palabra, anudando, tejiendo y construyendo en el borde de lo indecible un lugar soportable , por donde en la necesidad de este movimiento, se aleje y se acerque al vacío recuperando lo perdido para luego perderlo. Un movimiento que sigue siendo de rasgo para alcanzar el significante que diga lo que el mismo goce intenta evadir del dicho.
Para concluir, pensar en el objeto performance, muy cerca de decir algo de lo intangible de lo femenino a partir de la experiencia, es ubicar en el cuerpo un lugar de lo cual en solo era visto como un arrebato desde lo místico del artista, a trabajar desde el mismo cuerpo un lugar donde se bordee algo de lo no-dicho.
Ese algo, es la misma experiencia de lo femenino, Miller en su texto “el Inconsciente y el cuerpo hablante” dirá : El synthome de un parletre es un acontecimiento de cuerpo, una emergencia de goce y el cuerpo en cuestión, por otra parte, nadie dice que sea el de uno. Puede ser el síntoma de otro cuerpo por poco que seas una mujer”.
Hacer existir por medio de la escritura del cuerpo un goce, que no ha sido capturado de la operación fantasmatica, pero que intente sostener un literal, ya no del todo, sino del no-todo
Roberto Juarroz: un poeta, hombre, cercano a Borges dijo:
“debajo de cada color hay un vacío. Cada color será el comienzo de un abismo o solo su superficie soportable”.
Bibliografia:
- Barthes R. “Escritos sobre el teatro”, Buenos Aires, Paidos, 2009.
- Lacan, J. El Seminario, Libro 23, El sinthome, Paidos, Bs. As. 2006.
- Vigano, A. (H)etéreas: las mujeres, lo femenino y su indecible, Grama, Bs. As. 2014. Pg. 41
[1] Lacan, J. El Seminario, Libro 23, El sinthome, Paidos, Bs. As. 2006. Pg. 21
4 Vigano, A. (H)etéreas: las mujeres, lo femenino y su indecible, Grama, Bs. As. 2014. Pg. 41