La transferencia de trabajo
Por: Mónica Febres Cordero
Hay un paso a darse desde el trabajo de transferencia hacia la transferencia de trabajo. En el primer caso hay una apuesta por la experiencia del propio análisis y un consentimiento a ella. En el segundo caso, se habría dado un desplazamiento de ese consentimiento hacia el grupo de analistas, los pares, frente a quienes y con quienes el saber adquiere otras dimensiones.
A. di Ciaccia narra un encuentro con Lacan en el cual Lacan supo convocar un deseo de otro orden porque concernía “… al ser del sujeto”. Di Ciaccia estaba acomodado en una indecisión, respuesta que persistía frente al Otro materno. La intervención de Lacan en ese punto fue: “…hace falta escoger, querido mío” (1).
En el caso de nuestra sede, ¿se trata en cada decisión pendiente de un acto de escoger confiar y trabajar con otros y para el Otro Escuela? ¿Ir más allá de los goces singulares, excluyentes incluso en el goce de la exclusión, que obstaculizan el entusiasmo? Ruta que debe sin duda pasar por la experiencia de cada uno para tomar el riesgo de la asociación y poner a prueba la oferta de trabajo que enmarca, desde lo simbólico, la vida institucional.
Consentimiento y confianza entonces. Y además, otro factor: el disfrute de la tarea compartida, de los hallazgos, de los tropiezos que se acogerían con respeto. Está lo simbólico, sin embargo, recuerda Miller, los estatutos nada pueden sin affectio societatis. Recuerda que Lacan invitaba a los analistas de su Escuela a ser buenos compañeros. ¿Es humor (una broma)? se pregunta Miller. Responde: “cada uno elige”.
En otra referencia, en El Banquete de los analistas, Miller previene de hacerse el distraído. Entendemos: estar ahí cuando se puede decir algo y transmitirlo, sin distraerse. Teniendo como horizonte el pase, sin distraerse. Situamos ahí la transferencia de trabajo.
Lacan nombra a la transferencia de trabajo en el Acto de fundación. Se refiere a la Escuela como experiencia inagural y especifica la labor de cada uno para descubrir sus promesas y escollos, y establece: “La enseñanza del psicoanálisis solo puede transmitirse de un sujeto a otro por las vías de una transferencia de trabajo”. Más aún advierte que los seminarios (en ese entonces los cursos de Hautes Études), no fundarán nada si no remiten a esa transferencia. La transmisión se basa en la relación de un sujeto con otro. Concierne al lazo de uno con otro y se sostiene con el affecto societatis. (2)
(1) Di Ciaccia, “De la fondation par Un à la pratique à plusieurs”
(2) Lacan, J., Otros escritos, pg. 254