Nora Guerrero de Medina fue de las primeras personas en Guayaquil, y seguramente en el Ecuador, en dejarse causar por el psicoanálisis.
Nora Guerrero siempre participó con su voz inconfundible en las reuniones de la NEL y la AMP. Y, desde la orientación psicoanalítica, siempre supo causar impacto con sus intervenciones.
Nora trabajó decididamente por el psicoanálisis, numerosas producciones dan testimonio de ello. Durante décadas fue responsable de las prácticas clínicas, junto con Antonio Aguirre, Mónica Febres-Cordero y José Acosta. Muchos de sus practicantes y analizantes han mostrado su pesar.
Nora forjó amistades en el ámbito literario y artístico, promoviendo lazos con el psicoanálisis.
De espíritu combativo, creó y dirigió la Maestría en Psicoanálisis en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, auspiciando de ese modo las transmisiones de colegas del Campo Freudiano como Marie-Hélène Brousse y muchos otros; favoreciendo, además, la difusión del psicoanálisis en el país, al acoger a numerosos estudiantes de otras provincias.
Las últimas promociones de “Psicoanálisis y Educación”, llevaron la mención en “Inclusión”. Así, expreso mi gratitud y afecto a quienes le dieron la mano a mi colega, en sus momentos difíciles.
Mi sentido pésame a su esposo, un artista que la supo acompañar, a ratos me daba la impresión de que se acoplaban como un guante, como lo hiciera su tocaya Nora con Joyce.
Mi abrazo a los colegas y amigos que supieron apreciarla con el estilo que ella encarnaba, y a quienes la quisieron.
