Informe final de la Comisión de Biblioteca Nel Guayaquil / 2018-2020
La Comisión de Biblioteca de Nel Guayaquil en este período ha estado coordinada por Ana Ricaurte (miembro) y Ana María Haddad (asociada), interesadas en constituir un puente articulador entre la vida de la Escuela y la ciudad, tal como nos orientaron las propuestas de la Coordinación de las Bibliotecas de la NEL, que en este período tomó como eje la vinculación entre Arte y Psicoanálisis, bajo la rúbrica Dejarnos enseñar por el arte.
Se adhirieron a la Comisión de Biblioteca: Silvana Gallegos, Gabriela Febres Cordero y Mariana Estacio.
La Comisión de Biblioteca de Nel Guayaquil se incorporó al trabajo de las bibliotecas de la región y con ellas, a la preparación del IX Enapol y del XII Congreso de la AMP.
Parte 1
Participación en la Cuarta Conversación sobre odio, cólera, indignación
Participar en la Cuarta Conversación con un trabajo sobre el tema del IX Enapol propició un encuentro con artistas ecuatorianos y una investigación sobre sus obras, a la que pudimos nombrar “Un decir que violenta. O, un esfuerzo más de poesía”[1].
Conseguimos abrir dos puertas: la del cine, con la película Rabia del director quiteño Sebastián Cordero y un recorrido por la escritura de dos guayaquileñas, María Fernanda Ampuero y Mónica Ojeda. Recorrido gozoso al ir descubriendo otras obras más de autores ecuatorianos.
Una buena ocasión para escoger un primer texto y una autora, fue asistir a la presentación de María Fernanda Ampuero y su libro de cuentos “Pelea de gallos”. La presentadora le dice “No escribes sobre lo terrible, escribes en terrible… Hay una acción política allí”. Responde Ampuero. “Porque hay cosas indecibles en la familia, que necesitan monstruas[2] para decirlas. Crecer en familia es una acumulación de daños… La familia aquí es monstruosa porque hay un canon del que es muy fácil salirse, se camina en cables”. “No se admite el queer, no se admiten los cuerpos distintos, la pesadumbre, la enfermedad mental”. Su lugar de enunciación en su escritura es la rabia, la furia. Fuera de la ficción, también. Lo reivindica.
Continuamos con “Mandíbula” y “Nefando” de Mónica Ojeda. Son obras que hacen una revelación indignada de la violencia y la afrenta en las relaciones familiares y con ellas recibe prestigiosos premios literarios. En esta coyuntura me acojo a la frase de Lacan en Kant con Sade, tienen que transcurrir 100 años en las profundidades del gusto para que surja este momento que privilegia decir lo que no se dice de la familia, una enunciación con rabia, y que despierte tanto interés por leerla.
María Paulina Briones, editora y crítica literaria, nos guio a una serie de obras[3] impactantes por la fuerza de transmisión de estas pasiones, y al mismo tiempo por un decir poético, que define Briones como descenso a un borde y poder escuchar algo, allí donde los demás sólo captamos un murmullo. “La palabra poética penetra en lo inefable, penetra lentamente en la noche de lo inexpresable”. En “Nefando” fluye la poesía para dar movimiento a una historia sobre el límite de la novela, la creación o sentido del arte, indaga todo lo que en el lenguaje se construye como zona oscura. El compendio de episodios de violencia infantil, necrofilia, incesto, transformado en lírico se vuelve desconcertante. Dice Ojeda “mi madre nunca nos buscó, crecimos en casa hecha de líquenes donde el silencio se ensanchaba de extremo a extremo y nos mecía como si pudiéramos dormir con la boca cerrada”.
Lacan en el Seminario 17, indica la posición de objeto del niño y cómo su cara de desecho podrá ser recubierta por el deseo de aquellos que lo acogen. Cada uno de nosotros, dice él, es “determinado primero como objeto a”, en la medida en que somos “cada uno aborto de lo que fue, para quienes le engendraron, causa de deseo”[4].
Ampuero, en su cuento Subasta se sirve de la ironía que hace fluir la densidad de las vivencias infantiles de la hija del criador de gallos de pelea, niña pequeña, desmerecida por su sexo, escualidez, falta de gracia, destinada a recoger las vísceras de los gallos muertos. Pronto aprende a hacerlas parte de ella, como su coraza y salvación en el mundo de hombres atroces en el que pasa sus días.
La actualización de la oscura historia infantil se presenta a la mujer, en un secuestro-express (acontecimiento de la actualidad, como acto de odio que lleva al sujeto a una posición de indignidad). En esta ocasión enfrenta una feroz experiencia de subasta de personas secuestradas, valoradas según el apetito del postor. Nuevamente las inmundicias son su salvación para burlar la maldad del otro. Sus contenidos intestinales y otros fluidos recubrirán su cuerpo en una degradación y descomposición de sí mismo, voluntaria y controlada, operación que conoce muy bien, para volverse insoportable a la mirada del otro.
En la película “Rabia”[5] de Sebastián Cordero hay una lectura del odio en el que se puede reconocer la pulsión de muerte, en el empuje a lo peor de sus actos, al crimen y a la propia aniquilación. Es ésta la deriva que toma la vida del protagonista, despojándose progresivamente de su humanidad, en una historia de migración, tratado con desprecio y burla. Es lo que viene del campo del Otro desatando su odio, pero en la película hay la intuición de ese otro campo más complejo, de lo propio. Es lo que nos hace saber el director en la entrevista[6] realizada, en el guión hace un giro respecto a la novela que lo origina en la que el hombre muere enfermo de rabia, mordido por una rata. Para poder captar eso de otro orden, en la reformulación de Cordero, muerefumigado, “muere como rata”. Apunta a otra cosa que nos dirige hacia lo Uno, la existencia, el ser más allá de lo ontológico, el ser de rata. Miller[7] con referencia al fin del análisis, dice que lo que despeja, lo que persiste, es la existencia, el registro del Hay.
En nuestra consideración, en la sutileza de una escena final, Cordero da un tratamiento a lo ruinoso de José María. Con algo que él llama un recurso de estilización, logra envolver la degradación de su muerte. El hombre que está muriendo sale de su escondite de rata desde el cual espiaba la vida de los otros, para conocer al hijo que ha nacido. Y darle un abrazo para soñar el sueño final del amor, como un hombre. ¡Un esfuerzo más de poesía!
En la entrevista con el director de cine Sebastián Cordero participaron con Ana Ricaurte, dos asociados: Miguel de la Rosa y Adriana Pérez. Colaboraron en la filmación Eduardo Espinoza y Andrea Robles, participantes en el espacio de investigación de Cine y Psicoanálisis declarado en la Comisión de Biblioteca.
En la mesa redonda en Casa Morada sobre escritoras ecuatorianas participaron Ana Ricaurte, Mayra de Hanze y la expositora de esta investigación, la editora Paulina Briones. Asistieron miembros, asociados y amigos de la escuela y de Casa Morada.
Informe final de la Comisión de Biblioteca Nel Guayaquil
2018-2020
Parte 2
Investigación hacia el XII congreso de la AMP: “El sueño. Su interpretación y su uso en la cura psicoanalítica”.
La Comisión de Biblioteca de Nel Guayaquil organizó el estudio de los textos de orientación para el Congreso, con la participación de varios asociados: Ana María Haddad, Juan Pablo Bitar, con presentaciones en Viernes de Escuela y con Miguel de la Rosa y Julia Avilés, trabajando sueños en los testimonios de AE. Coordinó Ana Ricaurte
Reseña del 6to Encuentro de Bibliotecas de la Nel
La Comisión de Biblioteca de Nel Guayaquil colaboró en la reseña del sexto Encuentro de las bibliotecas de la NEL. Con un programa que sigue a Lacan, dejándonos enseñar por el arte, en las distintas ciudades de la NEL, sus miembros y asociados hemos tomado las pistas de la obra de varios artistas latinoamericanos, fotografía, literatura, música. Se ha dado un descubrimiento encantador de artistas de la vasta geografía y cultura, en este intercambio. En un primer tiempo el nucleador fue el Encuentro Enapol sobre Odio, cólera, indignación, trayendo a las Escuelas lo que los artistas enseñan y nuestras reflexiones.
En este segundo tiempo la investigación se vertió hacia el Congreso sobre El sueño. Su interpretación y su uso en la cura psicoanalítica. Cinco trabajos, de Maite Russi, Francisco Pizani, Giancarla Antezana, Marianna Tulli, Irene Sandner y otros, miembros y asociados, en Maracaibo, Ciudad de México, Santiago, Cochabamba, Caracas, en los que el sueño es el protagonista, enfatizando Gladys Martínez la presencia de la orientación lacaniana, que pone como vector el deseo de despertar, en un uso del sueño propio de la sesión analítica.
Se recorrieron finamente algunos giros teóricos alrededor del sueño, desde Freud como vía regia al inconsciente, y el deseo de dormir como contrapunto, hasta el sueño como despertar que bordea lo real, hacia el que orienta Jacques Lacan.
En la Comisión de Biblioteca de Nel Guayaquil recabamos algunas de las preciosas pistas de cada trabajo, para compartirlas con los colegas, conservarlas, o quizás querer recorrerlas un poco más. Van los aportes de Ana Ricaurte (Coordinadora), Gabriela Febres Cordero y Silvana Gallegos, Asociadas Nel Guayaquil
“Imágenes oníricas, imágenes fotográficas. ¿Un hacedor de sueños, un hacedor de imágenes? Encuentro con Ricardo Jiménez”. Trabajo presentado por Maite Russi, miembro Nel Caracas. Comentario Gabriela Febres-Cordero Marín, asociada NEL Guayaquil
Durante el encuentro de Bibliotecas sostenido el 26 de agosto, Gladys Martínez enunció algo que me gustaría retomar: “…me parece que los artistas tienen un saber sobre los imposibles y se orientan por ellos, conquistando un saber hacer.” Me resonó esto en el sentido del psicoanálisis orientado por lo real, que apela a la singularidad del uno por uno y la sostiene a lo largo de la experiencia.
Sin duda el trabajo que trae Maite Russi, aludiendo a las fotografías de Ricardo Jiménez, dan cuenta de la relación entre lo que convoca tanto al analista como al artista en su quehacer. Así como el psicoanalista se deja orientar por lo real, y en la experiencia analítica se va bordeando este agujero a través de los significantes, el fotógrafo dice de su obra “hay palabras que le resuenan en su imagen.”
Roland Barthes es citado en esta conversación, en tanto parece preguntarse por aquello que el fotógrafo busca al momento de disparar. Ubica que hay, en algunas fotografías, una marca sensible. Barthes la llama punctum. Retoma este término en latín, aludiendo a que hay en estas imágenes algo que alude no sólo al pinchazo o al corte, el punto sensible, sino que es también del orden de la contingencia.
Este trabajo me movilizó particularmente en la introducción de un debate, poco ajeno para mí, respecto a si la imagen plasma lo verdadero. Maite realiza este vínculo finamente, junto a lo que va diciendo Ricardo Jiménez en torno a su trabajo. Hay en estas fotografías, como en el sueño, algo que hace traspié y uno queda a la búsqueda…
Precisamente, la fotografía es una escritura en sí misma, la imagen se sitúa como un lenguaje. Y como tal, se pueden armar ficciones. En ese sentido, la fotografía podría operar como significantes que rodean lo real. “…una invitación a ficcionar lo real”, como lo sitúa Maite. Me deja preguntándome, ¿será que de las imágenes oníricas se puede extraer una invitación similar? Tal vez, como sitúa Maite, de ese punto sensible que provoca luego ese mismo estado de búsqueda extraña ante lo que no se puede nombrar.
“Voyeurista de sueños”. Trabajo presentado por Irene Sandner, miembro de la NEL en CdMx. Vianney Cisneros, Victoria Ferrero y José Juan Ruíz Reyes, asociados a la NEL-CdMx.
Comentario Ana Ricaurte, Nel Guayaquil
Siguiendo el movimiento de la pluma que en el cadáver exquisito, sostiene una construcción entre varios, el músico uruguayo Guille del Castillo engarza sueños, uno tras otro en un escenario que en sí mismo se presenta como una imagen onírica en el entrecruzamiento de elementos disímiles, la música del sitarel, que anima a un cuerpo danzante, luces y sombras, los registros de audio de los propios soñantes contando sus sueños, en “relatos poco consistentes, etéreos, confusos, como suelen ser los relatos oníricos”.
Soñantes que no duermen al despertar, y pueden enfrentan la presencia de la muerte al ser convertida en experiencia que la atrapa, en la obra artística. Como dice Irene, con esta expresión artística se logra lo que el análisis hace en transferencia, al establecer un lazo en esa soledad tan particular del sueño, incluyendo al otro que escucha y lee esa experiencia. Un hallazgo muy acertado de los colegas de Nel CdMx con este artista y su obra, articulándola al interés del psicoanálisis lacaniano sobre los sueños, con las puntuaciones que nos transmiten, sobre el saber inconsciente implicado en ellos, y preguntándose si el sueño es una manera de escribir lo que no puede decirse, tomando una cita de Clara Holguín.
“Pulimentar la piedra del corazón a través de la palabra en Elicura Chihuailaf”. Trabajo presentado por Francisco Pisani, asociado a la NEL-Santiago. Comentario Ana Ricaurte.
Oralitura, palabra nueva, palabra poética que surge para lo no nombrado. Una práctica de la tradición oral del pueblo Mapuche, y de la poesía de las palabras olvidada en las culturas. En Elicura Chihualaf resuenan en el cuerpo las palabras de sus mayores, del arte de una conversación que tiene que ver más con el silencio, logra una escritura que recoge lo azul de su infancia. En su pueblo no hay monumentos, los monumentos son las palabras, son su legado. Los sueños eran parte importante de este estilo de vida. ¿Soñaste? Se preguntan y los niños aprenden el arte de iluminar los sueños escuchando a sus mayores, se da la transmisión de un saber leer.
La poesía para hacer pasar lo innombrado, es una política, de un pueblo que no ha podido ser dominado, que pone una fuerza de resistencia en su ternura. En su obra, la palabra porta un misterio que se cruza con la vida. “La palabra es único instrumento con que podemos tocar el espíritu insondable del otro, la palabra pule, agujerea el corazón del otro”.
Un hacer con la resonancia de las palabras, con su sonido, que nos enseña un saber hacer con lalengua.
“Un pararrayos de epifanías exorcizadas en la escritura y el teatro”. Trabajo presentado porMarianna Tulli. Comentario de Silvana Gallegos, Asociada Nel-Guayaquil
Un pararrayos que condensa esto inasible que viene de una forma desbordada, sin saber cuándo, comenta el escritor. Un pararrayos que permite una escritura, un punto de pausa, algo para y convierte. Un recurso que extrae esta letra que se le impone, y lo convierte en escritura.
¿El artista como un pararrayo de epifanías? Este artista en particular, sí. Marianna Tulli, recoge muy bien estos detalles valiosos, que se dejan ver a través de una entrevista.
El pararrayos, un significante artístico, que filtra lo inasible que se le presenta y le permite plasmarlo en escritura.
El afirma ‘’el artista es como un pararrayos que recibe emociones… son metáforas obsesivas, uno tiene que exorcizarlas, lo hago mediante la escritura, eso hay que sacarlo’’.
“La bella durmiente. El deseo de dormir”. Trabajo presentado por Giancarla Antezana. Comentario de Silvana Gallegos
Giancarla Antezana nos trasmite el inicio de su investigación con La bella durmiente y el deseo de dormir. Se cuestiona acerca del sueño, en los cuentos, ¿un sujeto sin deseo o un sujeto con deseo de dormir?
Citando a Miller, explica cuáles serían las estrategias del sueño ante el deseo, Si la bella durmiente fuera fóbica, el dormir estaría en el servicio de un deseo prevenido. Si fuera obsesiva el dormir sostendría un deseo imposible, como una medida protectora. Si fuera histérica, dormir seria el goce de la privación para desentenderse del deseo y producirlo en el Otro, procurándose su deseo insatisfecho.
Ahora bien, el deseo de dormir y el deseo de despertar, en la presentación, explica muy bien que el que duerme, tiene que despertar, pero se despierta para seguir soñando. “Esperar al príncipe azul. Eso es dormir”.
Informe final de la Comisión de Biblioteca Nel Guayaquil
2018-2020
Parte 3
Creación del boletín “la biblioteca sigue abierta”
El boletín de la Biblioteca de Nel Guayaquil se propuso sostener la biblioteca abierta durante la pandemia, invitando desde el mes de abril 2020 a hacer circular citas y elaboraciones de los textos de cada uno.
Al inicio de este período crítico irrumpió en nuestras reuniones de escuela la inquietud de qué hacer con la urgencia. Algunas formas de tramitarla se pensaron y entre ellas este boletín, acogiendo la constante mención de textos orientadores sobre el tema en cuestión. Se puso en marcha una invitación a publicar compartiendo lecturas e investigaciones vertidas en una enunciación. Entre abril y septiembre 2020, constan en 11 boletines, escritos de miembros, asociados y cartelizantes[8].
Con la pregunta ¿qué clínica para la urgencia y el trauma? cada boletín trae su aporte a una investigación que ha recogido conceptos fundamentales para una práctica, buscados en lecturas cuidadosas de Lacan.
Para recordar algunos de ellos:
Más allá del acontecimiento externo, de lo que se trata es de la efracción del goce[9], siempre es eso, es el goce desconocido que irrumpe en la rutina del discurso que sostiene las significaciones. Citamos a María Cristina Giraldo que señala la posición analítica que “hace par” con la urgencia del hablante ser y su goce que irrumpe, no por el lado del auxilio psicoterapéutico.
La política del psicoanálisis no ofrece a un sujeto volver al estado pre-trauma, sino que orienta nuestra experiencia de lo real hacia la reescritura de un modo sint(h)omático de salir de lo mismo.
Frente a la urgencia, hacer fallar a la verdad mentirosa terapeutizante. De lo que se trata es de lo que excede a la palabra, en el surgimiento de lo que hace agujero. Lo que rebasa la palabra es el significante martilleando el cuerpo.
El analista sabrá leer la escritura del inconsciente, la que dura, es dura y soporta la palabra que habla de lo insoportable. Escri-dura.
“No hay clínica sin ética”[i], refiere Miller ¿y cuál será esa ética propia del psicoanálisis?
“implica al analista en primer lugar, poner el acento sobre su deseo”. Que pueda ser sorprendedor de lo real.
“En la práctica psicoanalítica, el trabajo es con las piezas sueltas. Operando con el factor a como condensador de goce que nos orienta en las profundidades del gusto”.
Y por último, el boletín también fue un medio para transmitir algo de la propia práctica, varios escritos han vertido observaciones logradas en las aplicaciones del psicoanálisis, en el trabajo con autistas, en prácticas que intervienen en lo social orientadas por el discurso lacaniano: en el campo jurídico, con más frecuencia en la educación, donde docentes, psicólogos, practicantes del psicoanálisis en instituciones educativas buscan la forma de introducir el deseo, y de resguardar la palabra del sujeto, a pesar de la intermediación de las pantallas en la educación virtual, de la presencia del virus, y de dificultades con los padres empujados a la función de maestros.
Es una orientación política dar lugar a lo que no se educa, eso que las técnicas reeducativas quieren sepultar.
Nos propusimos diez boletines. Y publicamos uno más, muy especial, muy próximos a la cita prevista en Bogotá para tratar Lo insoportable de la infancia, con un texto inédito de Maritza Cino, poeta y docente en letras, cartelizante en períodos anteriores, quien también colaboró en el boletín hacia la Primera Jornada de NEL Guayaquil ¿Qué quiere una mujer? Convocada esta vez por lo no tramitable de la infancia nos entrega “La infancia, un campo minado”, en que reconoce lo estructural de lo imposible de decir con relación a lalengua, a “lo inasible de la infancia… intemporal… que permanece adherido” como causa suficiente que mueve las plumas de Rilke, Alejandra Pizarnik, María Matute y de ella misma, en el acto de escribir. Abrochamos con el número 11 este boletín de pandemia, con la investigación que Maritza Cino nos ofrece antecedida por su propia poesía.
Decir de sí, de lo más íntimo, de lo que no se acomoda al discurso del Amo, sucede en la poesía y en la experiencia psicoanalítica porque introduce un discurso diferente que no toma la vía del sentido y puede dar lugar a lo singular del goce del hablante ser.
Once boletines sostenidos en una alegre y comprometida transferencia de trabajo. Colaboraron en su edición, armado y difusión en redes: Gabriela Febres Cordero y Silvana Gallegos, con la coordinación de Ana Ricaurte.
Participaron en la escritura de los 11 boletines:
Nº 1 Silvana Gallegos y Ana Ricaurte
Nº 2 Alvaro Rendón y Juan Cando
Nº 3 Mayra de Hanze y Jessica Jara
Nº 4 Adriana Pérez y Juan de Althaus
Nº 5 Mónica Febres Cordero y María Victoria Clavijo
Nº 6 Gabriela Febres Cordero y Verónica Esteves
Nº 7 María Beatriz Paredes
Nº 8 Julia Avilés y Piedad Ortega
Nº 9 Tina Zerega y Silvana Gallegos
Nº 10 Mariana Estacio y Fernanda Carrera
Nº 11 Maritza Cino y Ana Ricaurte
[1] Texto enviado para Colofón 37
[2] “Las monstruas”, o “dantescas” que bajan a los infiernos, es como se autodenominan varias de estas jóvenes escritoras guayaquileñas.
[3] Sánchez, Karina. “Senos Maravillosos”. Silva, Daniela. “Siberia” y otras.
[4] Boletin OCI 2. “Ningún padre para ver que me estoy quemando”.
[5] Cordero, S. “Rabia”. (https://zoowoman.website/wp/movies/rabia/
[6] Cordero, S. https://www.youtube.com/watch?v=1kGoinqCKm4
[7] Miller, J-A. Seminario El ser y el Uno, sesión del 18.5.11. Inédito.
[8] Los boletines se encuentran en el blog de NeL Guayaquil: https://nelguayaquil.org/category/biblioteca/
[9] Miller. El ser y el Uno. Lección marzo 23, 2011.
[i] Miller-J-A. , Conferencias porteñas tomo I, Paidós, Bs.As. 2009, pag. 72