Cartel, puerta de entrada a la Escuela. ¿Qué quiere decir?

Por María Victoria Clavijo – 2 de julio de 2021

La Escuela y el cartel tienen la misma fecha de nacimiento. El acto de fundación de la Escuela francesa de Psicoanálisis el 2 de junio de 1964[1] por parte de Jacques Lacan, funda  una colectividad llamada Escuela e instaura también un modo de trabajo en ella, llamado cartel.  Me permito citar el inicio del texto:

“Fundo -tan solo como siempre lo estuve en mi relación con la causa psicoanalítica, La Escuela francesa de psicoanálisis (…) mi intención es que este título (EFP), represente el organismo en el que debe cumplirse un trabajo, que el campo que Freud abrió, restaure el filo cortante de su verdad (…) este objetivo de trabajo es indisoluble de una formación a dispensar en ese movimiento de reconquista.  Es decir, que están habilitados de pleno derecho a aquellos a quienes yo mismo formé, que están invitados a él todos quienes puedan contribuir a poner a prueba lo bien fundado de esta formación.

Para la ejecución del trabajo, adoptaremos el principio de una elaboración sostenida en un pequeño grupo. Cada uno se compondrá de 3 como mínimo, de 5 como máximo, cuatro es la justa. MAS UNA encargada de la selección, de la discusión y el destino que se reservará al trabajo de cada uno.”

Esta es la presentación de lo que Lacan desea, una escuela de trabajadores.  En estos dos pequeños párrafos aparecen expresiones como: “cumplirse un trabajo”, “objetivo de trabajo”, “contribuir a poner a prueba”, “elaboración sostenida”. La Escuela acoge el trabajo de cada uno de sus miembros, los de pleno derecho (analizantes de Lacan) y los invitados, de todos ellos se espera lo mismo: poner a prueba su formación.  Este cambio supone un giro 180 grados respecto de la institución analítica en la que Lacan era didacta y en la que se formó, a saber, la sociedad francesa de psicoanálisis. En ella, la institución estaba conformada por quien hubiera completado el cursus de seminarios teóricos, los años de análisis estipulados con una analista autorizado llamado didacta y las horas de supervisión clínica asignadas. Una vez terminado el ciclo de estudios, el candidato se volvía miembro de pleno derecho, un miembro que no tiene ya mucho que demostrar, pues el periodo que se destinaba para ello era el periodo como candidato en formación. A diferencia de la asociación, la Escuela creada por Lacan, su razón de ser, el deseo a realizar en ella es el de un trabajo a producir de manera sostenida y permanente. La Escuela entonces, no es un lugar de llegada de un proceso didáctico, o educativo o de entrenamiento, sino un lugar de exposición, verificación, y elaboración de lo que la enseñanza de Jacques Lacan  enseña, a cada uno, uno por uno.   El concepto de Escuela de Lacan se remonta más a la escuela platónica que a la Universidad. De hecho, Miller recuerda que la Escuela entendida de manera clásica remite a grupo de seguidores de una enseñanza y es más antigua que la propia Universidad. Hoy la transmisión de saber se ha concentrado en la universidad. Es por ello, que la Escuela hoy, supone hacer un esfuerzo. [2]

¿De qué esfuerzo se trata? Es una pregunta que me orienta. Un esfuerzo más para ser lacaniano, un esfuerzo de poesía, un esfuerzo en el cartel. ¿Por qué no?

En enero de 1980, Lacan disuelve su Escuela, y en marzo pide a aquellos que se quieren quedar con él, que hagan otro trabajo, el del duelo por  la Escuela, para tomar la posta de otro  trabajo.  Lo cito: “Créaseme: a nadie admitiré para que juguetee en la Causa freudiana, sino seriamente desescuelado-despegado (d’école). (…) Paso a los otros que, este trabajo, no tienen que hacerlo, por no haber sido de mi Escuela – sin que se pueda decir  ésta no los haya intoxicado.

Con ellos, sin demora, lanzo la Causa freudiana – y restauro en su favor el órgano de base

tomado de la fundación de la Escuela, o sea el cartel, cuya formalización, tomando en cuenta la experiencia, afino.

Primero – Cuatro se eligen, para proseguir un trabajo que debe tener su producto. Aclaro: producto propio de cada uno y no colectivo.

Segundo – La conjunción de los cuatro se efectúa en torno de un Más-Uno que, si bien es cualquiera, debe ser alguien. A su cargo estará velar por los efectos internos de la empresa y provocar su elaboración.

Tercero – Para prevenir el efecto de pegoteo, la permutación debe hacerse, en el término fijado de un año, dos como máximo.

Cuarto – Ningún progreso se ha de esperar, salvo el de poner a cielo abierto, periódicamente, tanto los resultados como las crisis del trabajo.

Quinto – El sorteo asegurará la renovación regular de los puntos de referencia creados a fin de vectorializar el conjunto.

La Causa freudiana no es Escuela, sino Campo – donde cada cual tendrá vía libre para demostrar qué hace con el saber que la experiencia deposita. (…) Abrevio aquí la puesta a punto necesaria para la puesta en marcha.”[3]

Esta es una referencia que encuentro fundamental para situar el cartel como órgano base, puerta de despegue de la Escuela. En 1964, la entrada a la Escuela se hace por un trabajo en el cartel de aquellos que ya eran miembros de la Internacional, es un instrumento político cuyo objetivo era conmover los cimientos de la estandarización de la formación del analista, y hacer hablar a los que se habían acomodado en su prestigio silencioso como psicoanalista consumado, identificado su  ser al Sujeto supuesto saber. En marzo del 80, el cartel sirve a Lacan una vez más para pasar un trabajo a los otros, es decir una institución analítica, la Escuela de la Causa Freudiana, cuyo sostén es un trabajo transferido por el propio Lacan. Una Escuela cuyo secreto es el lazo de trabajo en quienes la componen. En este contexto preciso considero que el esfuerzo por la Escuela, consistió en un esfuerzo y una apuesta a realizar un trabajo  por la existencia de la enseñanza de Lacan, sin Lacan. 

¿Es el cartel hoy una puerta de entrada a la Escuela de hoy?

Diría, de una manera muy simple, que el cartel es una puerta, y se la abre si se la sabe tocar desde adentro, es decir a partir del trabajo de cada uno.  Es un trabajo que consiste en el estudio de los textos de referencia, los de Freud, los de Lacan, es el trabajo de lectura como efecto de un bien decir provocador de elaboración del más Uno, y también de los otros cartelizantes, que avivan cada vez la pregunta que siempre tiende a cerrarse en un saber obtenido, ya sabido.

 En el cartel,  se apuesta por poder  suspender el saber para dejarse enseñar,  es decir, es el dispositivo de la docta ignorancia,  que mostrando el recorrido de los propios callejones sin salida,  de las incomprensiones, y atolladeros del escrito lacaniano, y también, de vez en cuando, alguna  respuesta tentativa, no-toda, pueda darse, avivado el fuego del deseo de saber  por las chispas  de la conversación con los otros cuatro, que provocan, cuestionan, incluso sospechan… sospecha ojalá, de un saber completo, sin falla, instituido, o referencial. El cartel es la apuesta del trabajo colectivo, que es absolutamente necesario para producir la pequeña diferencia de la elaboración propia, palabra cualquiera puede tomar en la Escuela. El cartel iguala a los que puedan embrollarse en sus identificaciones del tipo “analista”, “no analista”. Todos, cada uno, hace su entrada en la Escuela cada vez. Era el deseo de Lacan. ¿Estamos a la altura de ese


[1] Lacan, Jacques. Acto de fundación Otros Escritos, Paidós (2012)

[2]Miller, Jacques-Alain. El concepto de Escuela. En: https://wapol.org/es/las_escuelas/

[3] Lacan, Jaques. Despegue o decolaje de la Escuela.  https://www.wapol.org/es/las_escuelas/

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