Boletín PUNTUACIONES… ; ! ?? #2

N° 2 – Julio 29, 2022.
En la segunda publicación de Puntuaciones, María Elena Lora, vice presidenta de la
Nueva Escuela Lacaniana- cf, señala los dispositivos del cartel y el pase al servicio de la
pregunta que nos ocupa en la preparación de la Tercera Jornada en NELcf-Guayaquil
¿Qué es un analista?, que la sitúa en el marco de su elaboración sobre la política
lacaniana en la experiencia de escuela, en el proceso creativo de hacer existir la
escuela.


Formando Escuela
María Elena Lora
NELcf sección La Paz


Responder a esta pregunta supone interrogarse acerca de cómo poder orientarse sobre las acepciones de política en psicoanálisis y principios de política lacaniana, en el sentido de que el uso de ambos sintagmas horada temas supuestamente sabidos. Así mismo, y en el discernimiento de que nos situamos ante una apuesta, un llamado permanente a un proceso creativo, un alumbramiento, no sin antes anudar la exigencia de articular los principios del psicoanálisis con los movimientos analíticos de Freud,
Lacan, Miller.

Lacan con la fundación de la Escuela, como experiencia inaugural, inscribe un nuevo
modo de ingeniárselas con los analistas. La Escuela implica la apertura, el debate, la
elucidación permanente respecto a la pregunta: ¿Qué es un analista? Interrogante sin
respuesta posible desde un enunciado predicativo, y sí viabilizada por dispositivos como el cartel y el pase. Vale decir, Lacan funda la Escuela como una experiencia de trabajo, que opera en tanto lazo articulador necesario para precisar los principios directivos de una política que oriente el presente y posibilite el porvenir del psicoanálisis.

Situar los principios del psicoanálisis lacaniano comporta: no ceder ante lo real en juego
en la formación de los analistas, es lo que equivale a una enseñanza que “sólo puede
transmitirse de un sujeto a otro por la vía de la transferencia de trabajo”; no acontece
en masa, el analista sólo se autoriza de sí mismo en acto y finalmente procede a la
verificación del acto por sus consecuencias. Estos principios evidencian que la política
en psicoanálisis es intrínseca e inseparable de la política de la dirección de la cura.
Y aquí es donde cabe destacar el pase, porque en éste se entrelazan los sentidos de
política en el psicoanálisis y política en la cura. La Escuela de Lacan propone el pase como aquel fundamento político y como aquel principio esencial que da a conocer cómo un analizante deviene analista. El acento en una Escuela está puesto en esta instancia, en tanto un analista que se autoriza de sí mismo, anudado a la Escuela, transmitirá en el dispositivo del pase su testimonio de este pasaje de analizante a analista. Este paso entraña testimoniar sobre el principio, el recorrido y la multiplicidad de los efectos singulares de un fin de análisis. En otras palabras, el psicoanálisis de orientación lacaniana no puede concebirse fuera de la perspectiva del pase, ni fuera de una Escuela del pase.


El pase se enmarca en la lógica del discurso analítico, no así en la lógica del discurso del
amo, lo que conduce a la construcción móvil, aquella que ubica el centro palpitante de
la Escuela en el agujero central, real, que aviva el trabajo referido a entender la eficacia
analítica, el pensar y el orientarse por el síntoma abriendo la pregunta ineludible sobre
un fin de análisis que sustente la transmisión del deseo del analista. Es la propuesta
novedosa de Lacan a los analistas, al uno por uno, a no quedarse con “lo incurable”, sino que, a partir de su forma singular de operar, de sostener la causa analítica, confieran una nueva vuelta a la última noción de síntoma para pensar y entender la eficacia de la práctica analítica.

Para concluir, sólo es posible despejar los principios de la política lacaniana, partiendo
del concepto mismo de Escuela. Avanzando en la problemática de la política del
psicoanálisis, se despejarán los interrogantes sobre el grupo analítico, la compleja y no
siempre fácil relación con la disparidad de los miembros que habitan la Escuela. Esta
apuesta consiste en trabajar una y otra vez en la Escuela que se asienta sobre la
diferencia absoluta, donde la opción sigue siendo enfatizar que lo múltiple resguarda la
diversidad, que nunca puede hacerse de ello Uno, lo cual es vivificante, puesto que
conlleva como condición un imposible de colectivizar. En fin, formar una escuela, un
campo, que se habita solo pese a estar acompañado, una comunidad donde se pone en
juego el poder de la diferencia y no la hegemonía de lo mismo, como la condición lógica
para hacer existir el discurso analítico.


Bibliografía
Lacan, J. (1964) Acta de fundación, Otros Escritos, Buenos Aires, Paidós 2012
Lacan, J. (1964) Exhorto a la Escuela, Otros escritos, Buenos Aires, Paidós 2012
Miller, J.A. El banquete de los analistas, Buenos Aires, Paidós 2000
Miller J.A. Política Lacaniana, Buenos Aires, Colección Diva 2017

Coordinadora de Puntuaciones:
Ana Ricaurte, anaricaurt@yahoo.com
nelquil@gmail.com

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