Boletín 9: Biblioteca Nel Guayaquil
Boletín #9
Agosto 28 del 2020
¡La Biblioteca sigue abierta!
La educación, desde la definición de J-A. Miller (Los miedos de los niños, 2017), es una cuestión política, “epistemopolítica”, centrada en la producción de sujetos. “El niño es por excelencia el sujeto entregado al discurso del Amo por el sesgo del saber…”, “…bajo qué dominio caerá el niño para merecer volverse lo que en algunos saberes llamamos un ciudadano”.
Las varias aristas con las que interrogan a la educación y se interrogan a sí mismas las dos autoras en este boletín nos abren la mirada a la complejidad de esta relación entre el sujeto y el saber, más aún cuando ésta está enmarcada por amenazas a la vida, a los afectos, al goce de la vida, a su lugar de palabra.
En esta ocasión, nos acompaña esta imagen con la que podemos dar un lugar lateral a la omnipresente pantalla y poner en primer lugar la expresión de los afectos.
Ana Ricaurte
POSTALES DE UN IMPOSIBLE
Tina Zerega*
Postal 1. Cuando leí las primeras noticias del virus– aún no utilizábamos el significante pandemia – las imágenes de un viaje reciente en el que cientos de turistas chinos circulaban por las calles de ciudades europeas estaban para mí aún frescas. Resultaron abrumadoras para mí que no había estado en Europa hace casi 10 años. ¿De dónde salió toda esta marea de gente, esta Babel en movimiento? Y es que sin el viaje, nuestra educación, nuestra vida, parece ahora estar incompleta. Hay que sacar tiempo, endeudarse, y documentarlo en Instagram. Nunca se viaja lo suficiente. Como nunca nos educamos lo suficiente. El viaje es parte de la educación imposible.
Postal 2. Con esas imágenes frescas, fue sencillo imaginarme el virus arribando en algún avión en cualquier momento. Imaginar de golpe la necesidad de una educación “en línea”. La sensación fue la de un fondo musical techno (exactamente la escena de inicio de la película Clímax de Gaspard Noé) en una carrera contra el virus. Decirle virus lo volvía controlable, manejable, vencible. ¿Por qué a esta cosa ínfima no la podía vencer la ciencia, la que parecía poder rejuvenecer los cuerpos, alargar la existencia, repararnos con prótesis corporales y químicas? ¿Era eso que en la escuela nos enseñan que es posible controlar, manipular, experimentar, observar, abrir, cortar, y en pocos casos quizás respetar, temer, capaz de este caos? Aún así iba a ser posible educar con el virus. Y educarme, porque estoy en medio de mi doctorado, de mi propia carrera de educación imposible.
Postal 3. Lo que no fue fácil imaginar es el virus en el tercer mundo. Y gobernar en pandemia en el tercer mundo es doblemente imposible: La falta de educación, la corrupción con insumos de salud; los chats desbordándose en búsqueda de tanques y medicinas impronunciables; las redes gritando que la educación era lo más importante, pero que debía pagarse por ella la mitad, los duelos en Facebook. En mi caso particular, la foto de un cadáver envuelto en una manta en un patio a un par de cuadras de mi casa que circulaba en redes.
¿Qué era este sentimiento nuevo de esta esfera con púas flotante cerca de nuestro oído susurrando “recuerda que eres mortal”? Dejamos de decirle virus para decirle pandemia. Y eso era distinto. Íbamos educar en la pandemia. ¿Era posible educar y educarme en la pandemia, en la pandemia global? ¿Era posible con la imagen de ese cadáver no retirado a un par de cuadras? ¿Tenía sentido educar, educarme, seguir y seguirse educando? ¿Pensaban mis alumnos lo mismo que yo? ¿Los asaltaba la imagen de un cadáver propio o ajeno, podía decir algo frente a eso, encima sin un cuerpo, encima a través de una sesión de Zoom con una voz distorsionada que no reconozco como humana todavía?
Postal 4. El significante pandemia se ha instalado. El de educación “en línea” también. Nos tranquiliza: La línea es algo recto, conforta en este caos. Hay autores, manuales, métodos. Si no está funcionando es porque algo no estamos haciendo bien: la extensión de las sesiones, la selección de la herramienta adecuada, la claridad del instructivo, el cálculo de la carga de trabajo. No. No es la crisis económica global; la ansiedad que generan las deudas por los viajes y la educación continua que igual hay que pagar; la angustia de pensar si seré el siguiente despedido, enfermo o muerto o lo será alguien que amo. No. No es la tensión del confinamiento; las jornadas de teletrabajo en las que los horarios de inicio y de fin de la jornada ya no existen; la depresión de la espera o del duelo no resuelto. No es el simple sinsentido que una imagen de un cadáver en un patio cercano puede otorgar a tu día, a tu clase, a tu hora de estudio.
Postal 5. ¿Qué tienen estas pantallas que acercan y alejan? ¿Se convertirán en la “nueva normalidad educativa”? ¿Qué tiene para esos que dicen “mantengámoslas”, porque quizás consideran que no vale la pena desplazarse, desplazar el cuerpo, para encontrarse con el cuerpo de otros, compañeros o docentes?¿Por qué la presencia se ha convertido en “mucho trabajo”? ¿No es la educación también (quizás sobre todo) el encuentro en el pasillo, fuera del currículo? ¿Qué significan en cambio los discursos nostálgicos cargados de una idea de una educación presencial “sin falla”, en la que nadie se desconectaba, no entregaba, no hacía, revisaba… no iba? ¿O es también la posibilidad, la oportunidad de repensar las formas de encontrarnos, de educarnos, de usar las tecnologías para resolver problemas, incluir? ¿es y será finalmente la pandemia la oportunidad para educar en otras pandemias: la de la crisis ambiental que junta a humanos con murciélagos; la del fortalecimiento de los sistemas de biocontrol, la de un sistema que convierte a unos en vulnerables y a otros no; la del pegoteo con pantallas frente a las que se baila en TikTok o en las que se reciben cientos de fakenews?
Postal 6. Hay unos días mejores que otros. Un día a la vez, pienso, como lo hacen los alcohólicos anónimos. Y trato de escuchar a esta esfera con púas cerca de mi oído que a veces susurra y otras grita: Recuerda que eres mortal. Recuerda que es una pandemia global. Recuerda que estás educando en la pandemia. Y es solo tu primera.
La vocación de los educadores es imaginarnos, que la educación es siempre posible. Que a través de la educación vamos a resolver la pandemia, la crisis económica global, la crisis subjetiva de la época.
*Cartelizante Nel Guayaquil varios periodos hasta 2019
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¿QUÉ LUGAR PARA EL NIÑO EN ESTA NUEVA MODALIDAD DE VIDA?
Silvana Gallegos*
Ante la incertidumbre que ha evocado la pandemia, en todas sus vertientes, en un primer momento me preguntaba ¿qué del sujeto de la educación?, pues bien, uno de los imposibles que nos mencionaba Freud, es el imposible de educar, ¿cómo se dará la nueva educación? En las instituciones educativas, tanto públicas como privadas, algunas tuvieron que hacer una invención causada bajo su propio deseo, para que el circuito de educación se siga manteniendo ante esta nueva modalidad.
Hebe Tizio (1) en su texto reinventar el vínculo educativo establece que la categoría sujeto de la educación es un lugar que la sociedad oferta, un lugar para poder saber acerca del vasto y complejo mundo. Así mismo, como los tiempos de la oferta se articulan sobre la base de la exigencia social, teniendo en cuenta los tiempos de la institución así como los del propio sujeto.
Ahora bien, a partir de la nueva oferta o modalidad forzada de la educación, el sujeto educación también se modificó.
Es muy visible en las diferentes plataformas que se utilizan, cómo los padres, al entrar en el aula, o para ser más precisos, que el aula haya entrado a sus casas, bordeando lo intimo, ante esto, responden de maneras singulares. Dicho esto podría situar dos vertientes, los padres que asumen por completo el rol del maestro y los padres que miran a otro lado, es decir, los que exageran en brindarle una autonomía a sus hijos.
Los dos entran en la dinámica de la educación, pero como sabemos bajo un nuevo formato, esto hace que los padres tengan muy de frente este real (real al ver que sus hijos no responden de manera ideal o rápida) o (real de asumirse como padres y responsabilizarse). Es decir, los padres estaban acostumbrados a ver el resultado del proceso educativo, en cambio, ahora tienen que palpar muy de cerca los pasos detallados de todo ese proceso, esto genera malestar en los padres dando como resultado una exigencia ideal, desde los padres hacia los niños.
Lidiar con el nuevo formato educativo, en conjunto con las exigencias de los padres, han provocado síntomas actuales en los niños, es decir que, además del desconocimiento o falta de destreza con los nuevos recursos, de los que deben servirse para lidiar ante esta nueva modalidad educativa, los niños también deben crearse nuevos lugares con que responder de una manera singular a todo esto nuevo que irrumpe, un lugar de sujeto.
L. tiene dificultades de aprendizaje por una cuestión orgánica, es atendida por el espacio psicológico dentro de una institución, la madre no se presentaba en cámaras, pero al momento de hacerle alguna pregunta sobre su día, la que respondía era la madre. L. viró la cámara hacia la mamá, está se percata, yo respondo “L. Cuéntame tú” L. se ríe, y ella mismo corta esta interrupción de la madre. Luego de esto la madre se alejo. Vemos como este acto, que yo sostengo, le permite una solución a L. Alojo escuchar por unos minutos a la madre para que luego, le otorgue el espacio de privacidad.
Ahora bien, hay que mencionar un detalle valioso, pues como institución, nosotros los psicólogos enviamos un correo, detallando el espacio de privacidad en psicología, además, antes de tener sesiones con los niños primero nos reunimos con padres y también abordamos este tema, aun así, se presentan situaciones, es decir, que intervenir por vía imaginaria para sostener el lugar propio de cada niño, no es solución, sino qué hay que ir encontrando alternativas por otra vía, tal como lo trae L.
Es decir, desde el trabajo dentro de las instituciones, sostener un lugar de sujeto, para que los niños, bajo transferencia, lo puedan asumir, Judith Miller (2) en los miedos de los niños, nos recuerda una perla ‘’Tan concernido como esté, un analista, desde este lugar, está en condiciones de permitir al niño explorar las coordenadas del sujeto de pleno derecho que es él’’.
*Asociada Nel Guayaquil
1. Tizio, H. Reinventar el vínculo educativo. Gedisa. 2008.
2. Miller, J. Los miedos de los niños. Red Psicoanalitica. 2011. Recuperado de https://redpsicoanalitica.org/2017/05/25/los-miedos-de-los-ninos/
Comisión de Biblioteca Nel-Guayaquil
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Coordinadora del Boletín
Ana Ricaurte.
Diseño y Edición
Gabriela Febres-Cordero.
Ana Ricaurte.
Silvana Gallegos.