BOLETÍN 7 – Hacia la II Jornadas de la Nel Guayaquil

BOLETÍN  7

HACIA LAS II JORNADAS

Apropósito de los tres imposibles freudianos, Susana Strozzi psicoanalista de Nel-Caracas, nos presenta otros tres del Derecho Romano: usar, disfrutar, abusar.
Haciendo particular hincapié en el abuso discursivo que deja al descubierto un siniestro individualismo anómico, muy distinto al individualismo humanista al que se refería Lacan.

Presentado por
Mayra de Hanze

Usar, disfrutar, abusar

Susana Strozzi

La referencia a los  tres “imposibles” freudianos  que modula el  título de la Jornada me lleva a otros tres, alojados en el Derecho Romano: usar, disfrutar, abusar, abriendo una vía de reflexión acerca de los tiempos que vivimos  – tiempos de abuso, sin duda – y de una sociedad planetaria que, a la vez, alienta constantemente su proliferación y su denuncia.

Esta “globalidad” contemporánea opera así en tanto responde al matema del llamado por Lacan “discurso del capitalista”,  en cuyo movimiento  se constata el deslizamiento del  discurso jurídico-político desde el marco de la “sociedad justa” –el propio de la modernidad –al de los “derechos humanos”,  que enfatiza el de los individuos a ser diferentes y a adoptar sus propios modelos de felicidad y de estilo de vida. Se trata de un individualismo anómico, bien distinto del que Lacan denominaba individualismo humanista en el cual los agentes son significantes amos, tan absolutos como el honor y que pueden llevar hasta perder la vida por ellos. Hoy, el individuo sin identificación, queda a merced del gigantesco y mundializado supermercado de identidades promovido por los medios donde algo tan exclusivo como es, en principio,  el propio goce, encuentra– en analogía con la plus-valía– la razón de su entrada en el mercado y en el objeto-técnico –los “gadgets”del consumismo contemporáneo –el equivalente universal. Es el sujeto de nuestra época, atrapado en el imperativo del goce consumista que le obtura la vía del deseo en el espejismo del mercado; el sujeto “postmoderno”, llamado a gozar sin restricción alguna.

El rechazo de la castración y su correlativo imperativo de goce son, así, la verdad del discurso global y aquello con lo cual éste muestra su carácter perverso más profundo y fundamenta el carácter generalizado, discursivo, del abuso.

Los “otros tres” aludidos arriba son – según las respectivas locuciones latinas –  el jus utendi, el jus fruendi y el jus abutendi, que designan el derecho del propietario de un bien a usarlo, a percibir sus frutos, y, finalmente, a disponer plenamente de él, aún cuando eso no derive en  beneficio alguno para el propietario y sí en prejuicio para otro.

Los civilistas, sin embargo, se inclinan a no ver en el jus abutendi  sino el «derecho de disponer», y aun cuando en su amplitud máxima pudiera comprender el abuso, se habría ceñido normalmente al  uso de la cosa o derecho, a cambiarlos, modificarlos o transmitirlos.   Algunos tratadistas señalan incluso que la expresión corresponde a los comentaristas del Derecho romano pero que ni este pueblo ni sus jurisconsultos emplearon jamás la expresión.
Si nada es, por un lado, más humano que el abuso– tal como ocurre con el crimen– el discurso en el cual se inserta hace la diferencia. El discurso del Amo, tanto en la versión propia del mundo Antiguo como en la encarnada en la modernidad, podían poner límites. La versión contemporánea, en cambio, se presenta como una vorágine indetenible.
De ahí el valor ético que tiene la apuesta analítica. Lo que está en juego es nada más y nada menos que las consecuencias del deseo humano; aquello con lo que cada quien responde a las condiciones privadas de satisfacción.

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