Boletín #6: II Conversación Clínica

La transferencia: motor y obstáculo 
Guayaquil – 20 de octubre de 2016

En esta  ocasión, hemos invitado a conversar a Martha Carolina Forero y Adriana Meza, alrededor de una cita de Miller que pone en perspectiva el significante de la transferencia y su incidencia sobre el síntoma. Ellas han tomado una vía en la cual se ponen de presente las variaciones de la transferencia y de la posición del analista, según los distintos momentos que se producen en una experiencia de análisis.

Les deseamos una productiva lectura.

Claudia Velásquez


 Martha Carolina Forero y Adriana Meza conversan

J.-A. Miller – “Para terminar, ilustraré, tomando prestado un ejemplo de la cristalografía, la función del significante de la transferencia.

Para que se produzca un cristal a partir de una solución llamada metaestable, es necesario introducir un germen cristalino. A partir de la ruptura del equilibrio que induce esa singularidad local, ésta se extiende en una reacción en cadena que termina convirtiendo toda la solución en cristal. Pues bien, digamos que, del mismo modo, el síntoma cristaliza a partir del significante de la transferencia.” (“C.S.T” en Clínica bajo transferencia. Ocho estudios de clínica lacaniana, Manantial, Buenos Aires, 1985, p. 9)

Claudia Velásquez – Con base en esta imagen que propone Miller para pensar la manera cómo opera el significante de la transferencia sobre el síntoma, ¿podrías Carolina, ampliar esta idea bajo la perspectiva que plantea el título de nuestra Conversación Clínica: La transferencia: motor y obstáculo?

Martha Carolina Forero – Miller con este ejemplo tomado de la cristalografía condensa lo que ha desarrollado en su texto, C.S.T[1] sobre la función del significante de la transferencia, donde la “solución metaestable” nos coloca en el primer tiempo del síntoma, aún desconocido para el sujeto en tanto se camufla bajo el velo de lo imaginario y que frecuentemente es adjudicado “a los avatares del destino”. Con ello Miller nos lleva a pensar nuevamente en la condición previa a la precipitación del síntoma. Aquello que antes de la demanda de análisis se experimenta como una repetición que se sufre pero que no remite aún a un interrogante por su sentido.

Debe darse entonces la introducción de este “germen cristalino que romperá el equilibrio”.  El significante de la transferencia, que una vez aislado por su efecto de enigma demandara su significado al analista. Miller lo dice de diferentes formas: “El síntoma en la definición que recibe en análisis, exige la implantación del significante de la transferencia”. Es entonces un “implante”, una re-inyección de un significante “distinguido, singular” que ha sido extraído en el establecimiento de la relación con el Otro, generando la solicitud de significación al S.s.S. de tal manera que este significante, que si bien venía siendo repetido incesantemente (o evitado una y otra vez…como lo advierte Miller en el Partenaire-síntoma) será condensado, reducido y re-introducido desde la transferencia como una piedra que cae en el espejo de agua, generando un movimiento. Miller dirá que es en el III tiempo que la demanda al analista se establece. 

Se ve aquí una precisión, una insistencia de Miller en torno a lo indicado por Lacan sobre la condicio sine qua non para que se inicie un análisis: el establecimiento de la transferencia, a partir de la cual el síntoma analítico tomará consistencia. La pregunta sobre el sinsentido del síntoma es lo que generará la demanda de análisis. Permitirá creer en el inconsciente y adjudicar al analista este poder de interpretar el enigma.

Sin embargo, la puerta que abre la transferencia, tiene a su vez una condición que la bloquea… Miller advierte como éste pasaje del significante al campo del Otro, es el cierre mismo del síntoma, su cristalización, su consistencia, es al mismo tiempo su trampa. Es el cierre del síntoma, en tanto ha sido erigido para el Otro.

Para Beatriz Udenio[2] el establecimiento del dispositivo del análisis provee al sujeto un nuevo modo de gozar de la interpretación de su inconsciente al que luego deberá renunciar, así como implica una advertencia para el analista:

“La importancia de la cuestión del deseo, de prestarse a ese deseo, a ir más allá de la curación por el saber implica, que a la entrada, la entrada por la suposición de saber a un sujeto, no engañe al analista mismo: que es preciso articular allí el objeto, ese que no está en el algoritmo de la transferencia pero sí en el discurso analítico; ese objeto que el analista es, antes que nada, la envoltura de la nada de esa significación del inconsciente. Esa nada es la no-relación sexual puesta en escena”

Los obstáculos a sortear se abren y se quedarán en el transcurso de un análisis. Bassols plantea el problema de la articulación entre los restos sintomáticos y los restos de la transferencia al final del análisis.

¿Cómo maniobra el analista frente a este cierre del síntoma, para pasar de la interpretación, de dar sentido y sostener la transferencia simbólica, para orientarse por lo real del síntoma y entonces trabajar con lo real en juego en la transferencia?

Claudia Velásquez – Con esta pregunta, enmarcada en bajo dos perspectivas de la transferencia, la simbólica y la real, le doy la palabra a  Adriana, para que dé su opinión sobre este hacer del analista puesto allí en juego.

Adriana Meza.- Miller en su texto Sutilezas analíticas propone que hay tres modalidades en las que se presenta el análisis: un análisis que comienza, un análisis que dura, y un análisis que termina o se detiene. Estas distintas modalidades exigen del analista que no tenga la misma posición y que obre de manera diferente. Miller plantea que el inconsciente en tanto es real, se presenta como “el lugar del goce opaco al sentido” y al que el analista debe emprender la tarea de “hacerlo charlatán”[3].

En cada una de estas modalidades el analista debe apuntar a hacer con eso que se presenta como lo real del inconsciente. Es el analista quien “dirige la construcción del inconsciente y es porque él está ahí que el inconsciente cobra sentido y se lo interpreta”[4] El inconsciente construido por el analista en el análisis deviene “inconsciente transferencial”[5]

Un análisis que comienza está caracterizado por “una atmósfera de revelaciones”[6]. La pregunta preponderante de esta modalidad es “¿qué quiere decir eso?”[7]. El analista parte de la asociación libre para interpretar, y es haciendo uso de ella que “las emergencias de la verdad se ordenan en un discurso articulado”[8]

En un análisis que dura, la revelación es reemplazada por la “repetición que confluye en el estancamiento”[9].  Es el lugar del inconsciente real “donde la interpretación no tiene más alcance”. Para operar con este estancamiento el analista debe explorar los límites de lo real fuera de sentido: el sinthome, lugar donde el goce implica una satisfacción sostenida en “un funcionamiento que incluye el exceso, que lo vuelve rutina”[10].  La pregunta ¿qué quiere decir eso? “palidece”[11], y debe ser reemplazada por la pregunta “¿qué satisface eso, de qué modo satisface?”[12] Se trata aquí de la desinvestidura, implicada al aislar esta función.

La apuesta, tal como la formula Miller, es la de extraer “todas las consecuencias de la estructura de la ficción de la verdad”[13]. Entonces, si bien el análisis consiste en esta construcción de una ficción, al mismo tiempo, es una “experiencia que consiste en deshacer esta ficción”[14], demostrándose no como “triunfo de la ficción”[15] sino como una “puesta a prueba”[16] de una “impotencia para resolver la opacidad de lo real[17]”. 


[1] Miller, J.A. C.S.T., en Clínica bajo transferencia. Ocho estudios de la clínica lacaniana. Editorial Manantial, Buenos Aires, 1985.

[2] Udenio Beatriz. Puntuaciones sobre la entrada (y la salida) en http://www.nel-mexico.org/ articulos/seccion/ textosonline/subseccion/ Principios-y-finales-de- analisis/471/Puntuaciones- sobre-la-entrada-y-la-salida

[3] Miller, Jaques-Alain. Sutilezas analíticas. Editorial Paidós, Buenos Aires 2011. p. 121

[4] Ibídem, p. 121

[5] Ibídem, p.120 – 121

[6] Ibídem, p.114

[7] Ibídem, p.120

[8] Ibídem, p.131

[9] Ibídem, p. 118

[10] Ibídem, p.120

[11] Ibídem,

[12] Ibídem,

[13] Ibídem, p. 116

[14] Ibídem, p. 135

[15] Ibídem, p.

[16] Ibídem, p.

[17] Ibídem, p.


Referencias bibliográficas sobre la transferencia

Bassols, Miquel. Las paradojas de la transferenciaVirtualia Digital #29.virtualia.eol.org.ar/029/ template.asp?Las-paradojas-de- la-transferencia.html

La transferencia es un objeto oculto que está, al mismo tiempo, a la vista de todos; un objeto que actúa y trabaja como un significante de lo que no sabemos el significado, y que secretamente determina el destino de cada uno de los personajes.


Serra Marta. Texto de presentación del seminario de casos del seminario del Campo Freudiano de Barcelona. Barcelona, octubre de 2011.

www.scb-icf.net › Inici › Índex cronològic › NODVS XXXV

El analista sólo podrá funcionar como tal para un sujeto cuando la transferencia esté en marcha. Es ella la que le da su lugar, y sin embargo, siempre hay que poner a cuenta del analista haberla producido, por su acto


 

Responsables del Boletín Letras en línea

Susana Dicker

Claudia Velásquez

Fernando Gómez

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