BOLETÍN # 14 “VIOLENCIAS Y PASIONES”
Este boletín abre una brecha para el horror: tópico donde uno sólo/solo, -doblemente solo-, puede adentrarse por los extraños detalles. Es de este modo que Patricia Ballén nos lleva de la mano por un relato vertiginoso y angustiante de Charlotte Perkins, para traer a primer plano el punctum ominoso de un wallpaper ordinario y extraordinariamente “amarillo”. Resulta horrendo deponer la mirada en un cuadro si esto no redunda en un goce apolíneo, sino que deriva en un encuentro insólito con un Otro radical… hasta la fusión. Es imposible que, la descreída y apaciguadora medicina, refrene la pasión por saber qué se sacude tras la pintura.
Jessica Jara, Responsable del Boletín.
Ilustración de Miguel Iturbe, tomada de “Fabulantes”
Por Patricia Ballén. Catedrática y cartelizante de la NEL
El papel amarillo de Charlotte Perkins Gilman fue uno de los cuentos preferidos del escritor H. P. Lovecraft por el horror que encierran sus páginas; “horror, porque expresa otro mundo que resulta ser el nuestro, como un espejo que reflejara nuestro propios fantasmas y demonios interiores”.
La protagonista ha sido llevada por su esposo a una mansión solariega para descansar de “una pasajera depresión nerviosa, una leve tendencia al histerismo”. Desde el inicio, ella marca la extrañeza del lugar: es demasiado barato y ha pasado mucho tiempo sin ser ocupado. Luego está la habitación “de los niños” que le es asignada y que no le gusta en un principio: grande, espaciosa y soleada, pero con barrotes en las ventanas, el suelo está arañado y astillado, y el papel de las paredes, desgarrado en varias partes, es de un horrible amarillo azufroso.
Ella escribe un diario donde cuenta todas sus impresiones y le gusta hacerlo, pero escribe a escondidas porque le está prohibido por su esposo y cuñada a causa del desgaste que le ocasiona, según ellos. Ella intenta hablar con su esposo en busca de otras vías para sí, pero él es tan cariñoso, preocupado y solícito, ¿cómo resistírsele?
Sin embargo, empieza a gustarle la habitación, precisamente por el papel amarillo, al que pasa horas observando; no parece ser siempre el mismo. Poco a poco distingue una figura informe, agazapada detrás de uno de los dibujos del papel. Parece una mujer que se agacha y se arrastra detrás de él en la noche; sacude el papel como si quisiera salir. Aterrorizada, pide a su marido que la saque de la mansión, pero él se niega diciéndole que es sólo una fantasía.
Entonces su vida se vuelve emocionante porque ahora tiene algo que esperar y vigilar. Quiere saber qué hay detrás del papel amarillo y quiere ser ella quien lo descubra. Alcanza a ver que la mujer se escapa durante el día y se arrastra por la carretera con suma rapidez… Ella también se arrastra en ese tiempo por la habitación arañando el piso frenéticamente. En la noche, junto a su esposo, no duerme, sólo observa la sacudida del papel. ¡Ella quiere ser la única que saque por la noche a esa mujer!
La oportunidad se da una noche antes de dejar el lugar. Su esposo, médico, tiene que atender pacientes. Una vez que nota el movimiento del papel, se lanza a ayudar a la mujer a arrancarlo. Llega el día y continúa frenéticamente arrancando el papel. Y se produce la fusión entre la mujer y ella: dice que atará a la otra para que no escape, y es ella la que aparece atada porque no quiere que la saquen de ahí ni la lleven a la carretera. Mira por la ventana y observa a muchas mujeres arrastrándose, y se pregunta si también han salido del papel, como ella. Entonces llega el esposo y ella, sin dejar de arrastrarse, le dice que ha logrado salir y que no podrá volver a meterla en el papel porque lo ha arrancado.