BOLETÍN 10 – Hacia la II Jornadas de la Nel Guayaquil
BOLETÍN 10
HACIA LAS II JORNADAS
Llegamos muy contentos al número 10, a la puerta de la II Jornada de Nel Guayaquil. Alejandro Reinoso, analista en Santiago, miembro AMP, NEL y SLP, AE en ejercicio 2018-2021 participa en el Boletín con su artículo sobre este nombre del goce en la época que es el Ab-uso, como él lo escribe, frente a lo cual, la clínica de lo singula que es la de cada uno responsable de su goce, podemos situarla contrariando la impunidad del abuso de esta época de exceso generalizado, o como él señala, de una perversiòn generalizada.
Provocar un despertar que tenga un lugar en la acción de Zadig, contra el totalitarismo del universal, como corte que un analista ejerce al extraer uno por uno del adormecimiento. Y como Escuela, con cada acontecimiento abierto al público, como nuestras Jornadas en cada sede, convocamos a la ciudad a conocer nuestros principios con su ética, política y clìnica, esperando remecer, en esta ocasión, con el tema de los tres imposibles, el abusivo esfuerzo del mundo contemporáneo de gobernar demás, educar sin resto, y terapeutizar hasta normalizar.
Presentado por Ana Ricaurte
Ab-usos. Un nombre del goce en esta época
Alejandro Reinoso
La Rae define abuso como “hacer uso excesivo, injusto o indebido de algo o de alguien”[1]. Indica, en un primer nivel, social, normativo y ético, un menos respecto de la justicia y del deber (injusto e indebido). En un segundo nivel, es un significante que subraya un más allá del uso de los bienes (usufructo) y de su fruición de estos (“goce muy vivo en el bien que alguien posee”[2]).
Ab es un prefijo de origen latino que el unirse al léxico uso, constituye una palabra que apunta al exceso. En términos jurídicos, forenses, de trabajo social y psicológicos la cuestión de los abusos marca, en nuestra época, con fuerza, el lugar de la tríada abusador, abusado y los terceros en las dinámicas y contextos socialmente abusivos. El exceso atañe a los tres lugares: el abusador que se excede, el abusado que ha sido excedido y el tercero que observa o no y que no interviene en modo suficiente.
En nuestro campo este exceso hace referencia directa al plus-de-goce, es decir, al objeto a. De este modo, podemos leer el registro pulsional de muerte, el goce mortificante. Este registro atañe a los tres personajes y lugares de tríada. La lógica social imputa al abusador, secundariamente al tercero y nombra víctima al abusado. Ninguno está excluido del goce, pero es conveniente declinar uno a uno la singularidad del goce en juego. El objeto a atañe al propio sujeto, aunque a nivel discurso no es sin efectos en el lazo pues se va a buscar en el campo del Otro. En el fantasma, el sujeto mismo es dividido por el objeto con su goce que genera indignidad e indignación. En este sentido, estas jornadas están en serie con el reciente Enapol sobre la indignación, el odio y la cólera. En análisis se trata que el analista ocupe ese lugar de semblante de objeto a para que la construcción del fantasma permita recorrer ese circuito de goce dejando al sujeto advertido.
Asimismo, es crucial estar advertidos del lugar abusivo de la normalización del universal. Por ejemplo, la crítica de Miller a analistas que han apoyado la lógica de la naturalización de la sexuación: “lo que es para morirse de risa, o para llorar, es que un gran número de psicoanalistas no tienen otra idea más que venir al apoyo de esto. Les juran sobre su experiencia [a la sociedad y a la religión], que la educación del hombrecito necesita que pueda hacer sus identificaciones en papá y mamá. Considero que es un abuso. Un abuso que su experiencia no puede de ningún modo demostrar”[3]. En otras palabras, toda clínica del universal es abusiva (protocolos, guías clínicas, etc.) por eso la clínica de lo singular puede alojar al ser hablante en su relación singular con lo real del goce Uno.
En relación al abuso en el lazo social es posible orientarse por el “hacer vergüenza” como indicación ante la desvergüenza del Otro en la clínica y ante ciertas fórmulas abusivas de ortopedia social desde el discurso del amo intrafamiliar, institucional o de la psicología de las masas en tanto que asignan un lugar de objeto a diversas modalidades del sujeto contemporáneo.
Además, es conveniente producir gestos o actos para contribuir a despertar a los indiferentes adormecidos por la fatiga y por el individualismo de masas que reduce y despoja a la escena social de la ética, sin que importe el Otro. En este campo del hacer, la Zadig la Movida Latina pueden ser un espacio posible para realizar acciones que apuntan a ese hacer pasar algo del despertar y evitar quedar en el incómodo e indigno lugar de testigo de la perversión generalizada.
[1] https://dle.rae.es/?id=0EUOgTV.
[2] https://dle.rae.es/?id=IWuDbJk.
[3] JAM, “Una Fantasía”. Conferencia en Comandatuba. 2004.